En esta primera entrega de la serie “8 pasos para la evaluación de riesgos de ciberseguridad de una empresa” compartimos los primeros cuatro que es necesario realizar a la hora evaluar los riesgos de seguridad de una organización. En la segunda entrega de esta serie repasamos los cuatro pasos restantes para completar la lista de ocho pasos para evaluar riesgos de seguridad según el enfoque de OCTAVE Allegro (Operationally Critical Threat, Asset, and Vulnerability Evaluation).
Esta guía para evaluar riesgos de seguridad en 8 pasos fue desarrollada por SEI (Software Engineering Institute) y cuenta con documentación disponible de forma gratuita.
Criterios para analizar y evaluar el riesgo
Primeros cuatro pasos para realizar un análisis de riesgo en seguridad
1. Establecer criterios de medición del riesgo
El primer paso consiste en definir criterios que permitan conocer la postura de la organización en cuanto a su propensión a los riesgos. Se trata de la base para la evaluación, ya que sin esta actividad no se puede medir el grado en el que la organización se ve afectada cuando se materializa una amenaza.
El método establece la creación de un conjunto de criterios cualitativos con las cuales se podrá evaluar el efecto del riesgo contra la misión y objetivos de la organización en 5 categorías:
- Reputación/confianza del cliente
- Financiera
- Productividad
- Seguridad/salud
- Multas/penas legales
Además, hay una última que el usuario puede definir, utilizada para una preocupación específica de la empresa.
3. Identificar contenedores de activos de información
En el tercer paso se identifican los contenedores, es decir, los repositorios donde se almacena esta información, ya que son los sitios en donde suelen llevarse a cabo los ataques contra los datos. Por lo tanto, también son los lugares donde se aplican los controles de seguridad.
De acuerdo con este método, pueden ser del tipo técnico, físico o humano, ya que la información puede encontrarse de diferentes maneras, por ejemplo en formato digital (archivos en medios electrónicos u ópticos), en forma física (escrita o impresa en papel), así como información no representada, como las ideas o el conocimiento de los miembros de la organización.
En el mismo sentido, la información puede ser almacenada, procesada o transmitida de diferentes maneras, en formato electrónico, verbal o a través de mensajes escritos o impresos, por lo que también es posible encontrarla en diferentes estados.
4. Identificar áreas de preocupación
En este paso se inicia el proceso del desarrollo de perfiles de riesgo para los activos de información, resultado de la combinación de la posibilidad de materialización de una amenaza (probabilidad) y sus consecuencias (impacto).
De acuerdo con el método, un área de preocupación es un enunciado descriptivo que detalla una condición o situación del mundo real que puede afectar un activo de información en la organización. Se deben generar tantas áreas como sean necesarias para cada uno de los activos perfilados en el paso 2.
Se busca documentar las condiciones que preocupan a la organización en cuanto a su información crítica, por lo que se identifican riesgos evidentes sin necesidad de una revisión exhaustiva, para ello se registra información sobre quién podría llevar a cabo esta amenaza (actores), los medios por los cuales se podría ejecutar, motivos y sus resultados. Finalmente, se documenta la manera en la que las amenazas afectarían los requisitos de seguridad descritos en el segundo paso.
Para leer los restantes cuatro pasos que plantea el modelo de OCTAVE Allegro invitamos a leer la segunda parte de esta publicación: 8 pasos para hacer una evaluación de riesgos (parte II)
Fuente: www.welivesecurity.com
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